Efraín trabajaba como cocinero en un bar deportivo en Seattle. Tuvo que trabajar horas extras, no pudo tomar descansos, y lo pagaron por 40 horas cada semana—sin importar cuántas horas adicionales él trabajara. Y cuando intentó a tomar tiempo pagado de enfermedad, su patrón lo despidió.
Nos contactó y lo representamos en su caso contra su empleador. Ahora, Efraín está recibiendo $72,000 en un acuerdo—más que un año de pago.
Lee la historia de Efrain, en sus propias palabras:
“Después de que me contrataron, fui trabajando duro por seis meses, ganando el salario mínimo que me ofrecieron. Al seis meses, el manager me mandó a hablar. Traje un compañero, el que hablaba más inglés, porque el manager solamente hablaba inglés, y el que me traducía la conversación. El manager me comentó que yo andaba bien, y me ofreció más responsabilidades. Y entonces este ya me ofreció mil dólares por trabajar de lunes a domingo – pues, tenía que estar los 7 días ahí.
A partir de eso, trabajaba normalmente como 55 horas por semana, y a veces llegábamos hasta las 60 horas—todo por 1000 dólares por semana. No me pagaron nada extra por todas las horas extras. Entonces me debieron mucho dinero, ¿no? Pero claro que necesitaba el trabajo.
Fue toda una locura trabajar 7 días o 6 días a la semana. Salía para la casa a la una y media de la mañana. Luego dos, dos y media. No pude descansar en el trabajo ni tomar días de descanso. Entre ellos estaría durmiendo 4 or 5 horas.
Me sentí mal porque allí en realidad—y bueno ya antes era mucho trabajo—ahora fue aún más trabajo. A este señor no le interesaba el esfuerzo que nos hizo y que no está pagando mucho. Además, el dueño hacía una fiesta cada año para los empleados—pero a nosotros, los de la cocina, nunca nos invitaban. Todo eso, el pago y la exclusión, fue una falta de respeto.
Un día, le dije al manager muy temprano que no dormía bien, y que tengo que ir al dentista porque necesito ayuda con un dolor en los dientes. Nunca faltaba trabajo, pero hoy no pude trabajar. Y me dice usted puede ir al dentista, muy suave, que quiere irse. Ya después, unas dos horas después, me llamó a decirme que estaba despedido.
Me quedé enojado y frustrado, me quedé en cómo todo el trabajo que hice yo ahí como que no les importó. Todavía es muy, muy frustrante.
Hace como cinco años yo supe de Fair Work Center, porque yo me inscribí a una escuela de inglés, donde recuerdo que la maestra nos informó sobre lo que es Fair Work Center. Entonces me puse en contacto con los abogados, y empezaron a apoyarme con mi caso.
Nada más quiero que los otros trabajadores sepan los derechos que tenemos nosotros. A veces como personas sin papeles, nosotros no sabemos ni a dónde acudir o con quién preguntarles cuando no están respetando nuestros derechos. En situaciones anteriores, yo no dije nada, yo me quedé callado por temor de represalias y todo eso—yo nunca les dije que tengo una experiencia, me pasó, podemos demandar, podemos hacer esto, no?
Pero con este caso, yo siempre sabía que tengo el caso y necesito hacer valer mis derechos. Y lo hicimos.”
¿No están respetando tus derechos? ¿Necesitas ayuda?
Llámanos al 844-485-1195, envíanos un correo en help@fairworkcenter.org, o llena este formulario.